jueves, 24 de marzo de 2011

¿NBA o baloncesto FIBA?

He aquí la pregunta del millón. Ambos tienen amantes y detractores, pero veamos cuáles son los motivos que empujan a la gente hacia uno u otro sector.

La denominada mejor liga del mundo, no hace gala de ese nombre por casualidad. Tienen a los mejores jugadores del mundo posición por posición y una competición realmente igualada, pues el tope salarial es algo en común para todos los equipos y los jugadores “primera ronda” del Draft siempre suelen ir a parar a los equipos peor clasificados. Es realmente una estrategia brillante para poner la máxima emoción posible en el campeonato doméstico.


Pero hay algo que hace a esta competición mucho más importante a nivel global: un marketing brutal. Y no sólo eso, sino también los derechos televisivos por todo el mundo fruto de una buena campaña de publicidad unido a la diversidad de nacionalidades que pululan por la liga norteamericana.


Hablemos ahora de lo puramente deportivo: los partidos. Los jugadores deben tener una preparación física excelente para poder aguantar los 82 partidos de los que consta la temporada sin contar los play-off. El despliegue que estos hombres tienen que hacer a lo largo de la campaña no lo podría seguir en las mismas condiciones alguien recién llegado de las ligas europeas. Además, su estilo de baloncesto es mucho más dinámico, lo que favorece el espectáculo. Rara vez se agotan las posesiones y es muy normal ver a la estrella del equipo jugarse un tiro con 5 segundos trascurridos de posesión. He aquí su gran defecto: el juego de equipo.


Esto último es lo que no ocurre en el básquet FIBA. Aún no siendo tan espectaculares individualmente ni con una preparación física sobrenatural, existe algo de lo que deberían aprender los americanos: el colectivo. Ettore Messina, Bozidar Maljkovic, Aíto o Bogdan Tanjevic, por poner algún ejemplo, y sus clases magistrales de pizarra hacen que el baloncesto FIBA esté años luz por delante de la NBA en cuanto táctica se refiere. Unas defensas individuales, zonales y mixtas excelentes, transiciones perfectas y una paciencia en ataque que hacen de un partido una delicia táctica.


Por poner un ejemplo donde se puedan comparar directamente los dos estilos, no voy a hablar del partido España-EEUU de las olimpiadas (que si no fuera por los pasos otro gallo les hubiera cantado) sino de las semifinales Grecia-EEUU del mundial de 2006 en el que España se proclamó campeón.


En ese partido Grecia se comió a los americanos de un bocado con la cosa más simple y la primera que se aprende en las escuelas de baloncesto, es decir, el pick&roll (bloqueo y continuación). Esto, unido a una defensa férrea en la que llegó a haber hasta 3 ó 4 ayudas, desesperó a los EEUU. Y no hablemos ya de los últimamente famosos amistosos de los equipos NBA en Europa, de donde ya salieron escaldados más de una vez.


Yo me declaro amante incondicional del baloncesto FIBA donde la solidaridad entre jugadores es la bandera de cada proyecto deportivo. Sin los egoísmos de un LeBron o un Kobe que se tiran hasta las zapatillas en cada partido. Pero si hay algo en que gana la NBA es en la igualdad del campeonato. Aquí sigue habiendo las desigualdades de siempre: Madrid, Barça, Maccabi, CSKA, Oympiakos, Panathinaikos y el resto.


Algo tenemos que aprender de los americanos. Aunque sigo prefiriendo lo nuestro.


¡Un saludo Offsiders!

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